lunes, 15 de octubre de 2007

A BOCA CERRADA

A boca cerrada tensa su armadura
sobre la máquina del miedo.
Sus ovaladas neuronas
acunan naufragios y grávidas ausencias.
Sobre musgosas rocas,
cuelga su alquitranada infancia.
Las esquinas calladas retenidas en sus tímpanos,
pierden su metamorfosis prometida.
Invitado al convite turbio de sus muertos,
coexiste entre los puentes calcados del ahora.
Envoltura de corto viaje disfrazada y a boca cerrada,
memoriza la existencia entre un yo injertado
y la presencia subversiva, de la última palabra.


Distanciados

Acaso cansado
vago, perezoso, triste
asustado, perdido
por un amor perdido,
menguando como luna
sobre un lienzo de Caravaggio,
ninguna joya que tocar,
¡para qué tus labios
con tanto sentimiento vacío!
dónde se desmayará mi vientre
si no llegas tú.
Le has preguntado a la noche
cómo me imagina sin ti.



María José Mures
Córdoba, España

De Vez en Cuando, Irse


Es necesario irse a otro lugar
cuando se borran contornos
de la risa.

Recrear un presente
cambiarse de vestido
salir de alguna historia
inaugurar un sueño.

Es necesario descubrirse la cara
mirarse sin volver
al límite del aire.

Volar hacia otros mundos
que inciten a mezclar
sabores ya perdidos.

Es necesario limpiarse los zapatos
estirar el mantel
servirse de la copa
donde madura el beso.

Irse
de vez en cuando irse
lejos de este renglón
y hallar la piedra suave
para escribir
bajo el torrente de agua
la palabra más bella.


© Silsh
(Silvia Spinazzola)
-Argentina-

Sé que un día

Sé que un día,
un mañana…

¿Lejano ?
¿Cercano?

se romperá el camino
y partiré.

Un soplo de viento
se volverá recuerdos
y los soles de otros días
dejarán de alumbrar.

De pronto…
estallaré en pedazos.

Y en miles de estrellas
se convertirá
esa energía
que un día me mantuvo.

Un cielo claro recogerá
lo que ahora seré:

polvo de eternidad.



Freddy Salazar (Venezuela)
©“Río de una sola orilla”, 1993

He sido feliz

Aunque todos los hombres de todas las épocas
sostienen que han vivido
el peor de todos los tiempos de la historia,
yo he sido feliz contigo
en el peor momento de mi patria.
No se me ocurre ahora
qué mas puede pedir un hombre, salvo
cosas que no existen:
Justicia, ahora. Verdad, siempre.
(Nunca he bebido de esas aguas,
y sin embargo no pierdo la esperanza...)
Pero a tí ya no te espero:
además de aquel dolor
-que nunca cesa-
quiero que sepas
que he sido feliz contigo.
Esta tarde me pareció que debías saberlo,
porque hace frío y llueve
y mucha gente tiene el hambre de los pobres
en un lugar que era el cuerno de la fortuna.
(Unos cornudos se lo han robado todo...
Sus hijos gozan del botín allá en el norte)
© Horacio Otegui 2001